HISTORIA Y TRADICIONES

Ayacucho alberga desde los restos de antiguos cazadores nómades del 10000 a.C., hasta la capital de la poderosa cultura Huari (200 a 1000 d.C). Los Huari establecieron un imperio que se extendió desde La Libertad y Cajamarca por el norte, hasta Arequipa y Cusco por el sur. Construyeron numerosos centros urbanos con la finalidad de garantizar la producción y el control de bienes y recursos.

Tras la caída de Huari, los Chancas dominaron la región hasta ser conquistados por los Incas. De acuerdo a la leyenda, ésta no fue tarea fácil, el propio Inca Pachacútec tuvo que viajar hasta este territorio para enfrentar la resistencia Chanca. Se dice que el enfrentamiento fue tan cruento, que a ello se debería el nombre de Ayacucho o "Rincón de los Muertos".

Huamanga, como se le denominaba inicialmente, adquirió un valor estratégico en la Colonia pues era un punto de paso obligado en el camino de Lima a Cusco. En la ciudad se asentaron ricos mineros y encomenderos quienes como muestra de su poder, financiaron la construcción de exquisitos templos. Las órdenes religiosas también encontraron gran acogida en la zona (dominicos, agustinos, franciscanos y jesuitas se establecieron en la ciudad).

Más tarde, en tierras ayacuchanas se selló la independencia del Perú y de la América española con la batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824), y la posterior Capitulación de Ayacucho. Fue entonces que Simón Bolívar, para conmemorar la victoria, cambió el nombre del departamento de Huamanga a Ayacucho el 15 de febrero de 1825.

Ayacucho fue víctima en el siglo XX de una serie de problemas en el sector agrario que lo llevaron a afrontar altos índices de pobreza. A ello se sumó la acción terrorista de Sendero Luminoso que sumió al departamento en la violencia. Felizmente, la paz ha retornado a Ayacucho convirtiéndose en uno de los lugares más atractivos para aquellos que aprecian dla arquitectura y el arte colonial.

ARTESANÍA

La artesanía de Ayacucho es particularmente rica debido a la fusión de elementos culturales andinos e hispanos. Sus expresiones más conocidas son los retablos, las tallas en piedra de Huamanga y los trabajos en platería y filigrana. Los primeros, son pequeños nacimientos portátiles, inspirados en los cajones coloniales de San Marcos en los que se han incluido una serie de motivos vinculados a la tradición andina.


La piedra de huamanga es de un color blanco, casi transparente. Con ésta se fabrican una variedad de objetos decorativos y utilitarios. Desde el virreinato, los orfebres ayacuchanos alcanzaron gran fama por el notable trabajo que realizaban, esta fama se conserva pues la plata sigue siendo trabajada con magistrales técnicas para el repujado, el burilado y la filigrana, ésta consiste en entrelazar hilos de plata y se emplea para confeccionar prendedores y aretes, entre otras joyas.